A pesar de mi pesimismo, de mi falta de capacidad para darme cuenta cuando alguien me necesita. Salvando la posibilidad de que no soy la mejor ni la peor persona del mundo, pero que aun me falta mucho que dar. Quiero pedir disculpas a las personas que siempre han estado para mi aunque no me diera cuenta, a aquellas que han secado mis lagrimas, que han reído con las carcajadas insensatas de un incienso.
Para esas personas que en tardes completas nos recorríamos todos los lugares habidos y por haber en una imaginaria conversación que partía en santiago y terminaba en Japón con anime, en Europa con museos; y tantos otros lugares que en este momento me serian imposibles de nombrar.
A ellos un abrazo, una mirada y una palabra de aliento para seguir caminando día a día, aunque ya no les vea, aunque ya no les hable, aunque solo fueran horas las compartidas. A todos/as ellos/as solo gracias.
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