martes, 22 de febrero de 2011

La inmortabilidad del cangrejo


-Vas muy callada… - comento él con tristeza - ¿En qué vas pensando?
-¿Yo?... en nada- conteste con inseguridad, clavando mis ojos en el suelo para que no notara la falta de credibilidad en mi voz, mientras recordaba lo que había respondido… “nada”… Mentira; iba pensando en todo. Analizaba cada paso que habíamos dado y las personas con las cuales nos habíamos encontrado en el mismo, recordaba la forma en que lo conocí y del como habíamos llegado a ser lo que éramos.

Estaba pendiente de la hora, el día y el clima; sin decirlo también iba pendiente de cada movimiento que producían las facciones de la persona que caminaba junto a mí, observaba el vaivén de su pelo y las muecas que incansablemente hacia para hacerme reír. Miraba sus ojos y la dirección que tomaban cada vez que alguien se nos acercaba, mientras que desde otro lugar de mi mente me asaltaban preguntas que quedaban en nada. ¿Qué estará pensando? ¿Qué estará mirando? ¿Esa chica le habrá parecido atractiva? ¿Por qué simplemente no se fija sólo en mi? Y tantas otras que se vuelven  utopía al querer plasmarlas.
 Pensaba en cada pregunta e ideaba una absurda respuesta para calmar el tigre que rugía en mi interior, a la espera de algún comentario que me hiciera dudar para así abalanzarse sobre mi debilidad y hacerme entristecer como cada vez que guardaba silencio.

Dentro de todo, también meditaba sobre la suposición ya explicita de las diferencias existente entre nosotros, dos mundos completamente disímiles, en los cuales no encontraba algún sitio que encajara dentro de mi mundo, más allá de la música. Y nuevas dudas, nuevas interrogantes… ¿Será algo banal? ¿Quizás algo inmediato que pronto acabaría? ¿Entenderá él la responsabilidad que tiene con mis sentimientos? Nuevamente me deprimo  y caigo en la cuenta de remotos recuerdos escondido bajo las rendijas de mi cerebro…

Una sombría y triste expresión en mis ojos le advirtió que algo anda mal dentro de mis pensamientos y sin pensarlo un segundo fue a tomarme con delicadeza de las manos -Por favor dime… ¿En qué vas pensando?
Me detuve un segundo, intentando simular una sonrisa- No te preocupes… solo pienso en la inmortalidad del cangrejo.

1 comentario:

  1. Felicitaciones, tu blog esta muy lindo, me sorprendio lo profundo de tu relato, resulta muy facil asimilarse a la chica que pensaba en todo, me pasa muy a menudo...

    Gracias por escribir!
    que estes bien

    Nicole

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