jueves, 29 de marzo de 2012

Entre flores marchitas

Y entre flores se destaca, una luz negra entre todas las salidas. Una que no comprende ni se anima a pensar más allá de su entendimiento. Aquella que no soporta el color ni el aroma de las dulces princesas que se menean en un vaivén nauseabundo provocado por una que otra brisa corrompida con aires de superioridad que no deja que se detengan.

Entre todas, brilla esa luz negra que más grande y más torpe, no es movida por la brisa. Sus hojas son más mustias, su aroma no impacta a los presentes y su luz no es capaz de brillar más allá del umbral de aquel colorido y podrido jardín; pero ahí está, viendo a las presumidas lucirse con su colores y sus tontas florecillas.

A esta dulce creación marchita no le apetece ser como las demás, no le tiene envidia al viento, no envidia los colores y tampoco los aromas; porque sabe que así jamás podrán arrancarla de la tierra fértil y posarla en su lecho de muerte. Sabe perfectamente que su vida no ha sido destinada para brindar sonrisas, para desatar pasiones o para caer sobre un ataúd de madera. Su vida va más allá de lo que la naturaleza misma pueda entender y esa pequeña luz ennegrecida lo sabe bien.

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