lunes, 30 de mayo de 2011

Utopia

Si es mi pensamiento, mi razón, es mi eterna utopía y lo se muy bien; que lo inalcanzable se ha vuelto mi fe, la esperanza que deposito en la sangre que oxigena mi corazón. Es todo lo que anhelo y que es inexistente, pero que en mi cabeza se reproduce constantemente.

Pienso en esta idea que jamás podré tener y más me aferro a ella, para no perderla dentro de las oscuras manos de esta sociedad que reprime mi ser de niña.
Puedo tener mis bases, argumentos y discursos en base a esta fantasía que deslumbra mis ojos, pero nadie más me escucha. Nadie más atiende y me juzgan por creer, me apuntan con el dedo por desear, por imaginar un mundo distinto; y lo hacen porque sus mentes están dormidas y muy cómodas con lo que se les entrega; aunque no estén de acuerdo; aunque les pisoteen y repriman. Ellos jamás querrán nada y se burlan de mi. Mientras yo rio en mi interior y les tengo sigilosa lastima; porque aunque ellos lo intenten nunca podrán hacer nada para lograr esto que no entienden.

La utopía que a mi me aleja del resto, es mi dulce condena, que para el mundo es la amarga visión de un mundo y de un lugar que jamás en la vida van a poder alcanzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario